A escasos minutos de este instante, se cumplirán seis años del nacimiento de Lucía, la pequeña, entre mis cinco hijos… Apenas pasada la medianoche entre el 23 y el 24 de Junio, nació la niña.
Recuerdo que era esperada para unos días más tarde, de acuerdo a la consabida medición casi estúpida de los médicos, que olvidan calcular, entre otras cosas, las fases lunares y su influencia sobre tantos elementos, como son las mareas, la germinación de las semillas, el corte de la madera para su mejor duración, las migraciones de muchas aves y, también, la parición de las hembras de tantas especies animales, incluida la humana.
Tienen presente las famosas “nueve lunas”, pero olvidan, repito, las fases del satélite natural terrestre…
Así, la madre concurrió a un examen de rutina con el ginecólogo, y se encontró con dos noticias: una, que la cría estaba en riesgo de vi
da, a causa de problemas respiratorios; otra, que estaba a punto de nacer, en esa fase lunar, es decir, el día en que comenzaba la luna creciente de ese mes. Fuerza natural, que no iba a esperar los dictámenes de un idiota profesional que en su profesionalidad olvidó incluir las cosas sencillas y simples de la vida, que conllevan tanta sabiduría ancestral…
Mientras tanto, el idiota que suscribe, confiando en el otro idiota, descuidó la circunstancia inefable e infalible de la luna y la madre natura, y se puso, cómoda y descuidadamente, a preparar los agasajos para San Juan, en ese cruce de fechas mencionado, del 23 al 24 de Junio, del año 2004.
En plena tarea de preparativos, recibo la llamada telefónica de mi hija del medio, Raffaella, para avisarme del inminente nacimiento de su hermanita.
Suspendiendo el homenaje a San Juan, fui corriendo a rendir homenaje a la que llegaba a este valle de lágrimas.
Yo, que quería regalar a San Juan una vez más, recibí de él, el mejor regalo: a escasos minutos de comenzada su fecha, Lucía llegó al mundo, para hacerme recordar cada día de San Juan de cada año, al Santo y a la niña… Y San Juan, para hacerme recordar cada día de Lucía de cada año, a la niña y al Santo…
Hoy, 24 de Junio de 2010, Lucía cumple 6 años, y San Juan posiblemente unos 2010 o 2011.
El único santo católico que se conmemora en el día de su nacimiento, en tanto que los demás son conmemorados en las fechas de sus respectivos martirios y muertes.
La otra excepción es el mismísimo Cristo Jesús, o Jesucristo, que recibe su conmemoración en Noche Buena y Navidad, por su nacimiento, claro, si no, no sería
Navidad o Natividad, sino mortandad, o similar, jeje.
En esta religión que le rinde culto a los muertos y a la muerte, que es la única que como uno de sus principales emblemas porta un crucifijo con el muerto clavado y colgado de los palos en cruz, sostenemos la virtud de morir para poder ser real y totalmente felices a partir de la resurrección… que no es lo mismo que la reencarnación de los hindúes, por ejemplo, mucho más cómoda por su frecuencia de almas llegando al mundo terreno, ni la de los chinos que sustenta la fe de no volver más, ni reencarnando ni resucitando.
Fe.
El acto de fe trasluce ideas firmes, aunque no indica nada respecto a los hechos firmes, eso se le deja a la ciencia. Y en este
mismo mundo, donde las cosas han ido cambiando en todo sentido, actualmente
Hace poco, apenas asumió su pontificado, Benedicto XVI repitió la idea de Juan Pablo II, agregando que
La ciencia, a su vez, rectifica la idea de evolución de Darwin, implantando premisas nuevas, modernas, que adhieren más a lo fortuito de la fe, por así decirlo, que a la cerrada convicción de lo irrefutable de San Andrés y San Tomás, por un lado, y lo también irrefutable, aunque a la inversa, de San Francisco.
Uno, diciendo que si no veía al Cristo resucitado, no creía… el otro, haciendo alarde humilde –si existe la posibilidad de que el alarde a la humildad corran juntos, como la ciencia y la fe según Juan Pablo- de sus estigmas…
Uno, recibió la prueba científica, o al menos empírica, de tocar las llagas del Señor… el otro, recibió la prueba de fe, a través de sus muy empíricos estigmas…
Luego de ambos, cada uno en su respectivo tiempo vivido en el planeta, muchos han sido los petulantes que enarbolan las llagas y los estigmas de las llagas, en intención de favorecer de alguna forma sus pretensiones tan mundanales…
El olor de rosas acompañando ambas situaciones, la de Cristo resucitado y la de San Francisco recién muerto… Las mismas rosas que acompañan a 
También le regalé rosas a la madre de Lucía al nacer la pequeña flor… pero no se murió ni presentó estigmas, por tanto, nunca sabré sobre la posibilidad de que pudiera exhalar aroma de rosas, ni rosas en los pies en alguna posible subsecuente aparición en Lourdes, Francia, o en Estación Manga, Montevideo, Uruguay…
Benedicto XVI.- viene por lo de San Benedicto, más allá de los quince Papas que usaron el mismo apelativo, antes que él. Y San Benedicto viene a ser algo así como San Bendito, que luego se transformaría en San Benito, y subsiguientes…
San Benito, San Benedicto, santos milagrosos o milagreros, dependiendo la diferencia entre ambos términos, exclusivamente de la idiosincrasia de quien les rinda culto… Quienes se conforman con el milagro de marras, dirían, quizás: santo milagroso; quienes sólo se conforman con el acto de fe degenerado en milagro, serían los que dirían a su vez: milagreros.
El milagro.-
Negado y aceptado por al Iglesia Católica…
La trivialidad de que lo acepten por un lado y lo nieguen por otro, siempre va a depender de la oferta y la demanda marcada por el creyente, y no necesariamente por la idea vaticana.
Y allí de nuevo aparece la confrontación entre la ciencia y la fe. Para que un milagro sea tal, aceptado por
Y mi acto de fe, mi milagro evocado hoy, el nacimiento de mi hermosa y brillante hijita, tiende a ser milagroso por varios motivos que rodearon el nacimiento en sí: la fe “profana” del ginecólogo de las nueve lunas, que no tuvo en cuenta el comienzo de la luna creciente; mi falta de fe, al confiar en él, en lugar de confiar más categóricamente en San Juan (que dicho sea de paso no es un santo ni milagroso ni milagrero, sino que tan sólo fue quien bautizó con agua a su primo, Jesús, avisando que éste habría, a su vez, de bautizar en Espíritu Santo, paloma descendiendo sobre su cabeza, y demás). Y me faltó fe... Fe en mis convicciones lunares, fases incluidas, fe recibida de mis abuelos gauchos, criollos, napolitanos y vascos. Me faltó fe en mí mismo,
dado que teniendo fe en San Juan, no respeté los cánones que corresponden a cada acto de fe.
Pero lo importante a destacar es que Dios es Omnipotente. En su poder y en su gloria, distribuyó una vez más a perfección, los movimientos universales, tan trillados en los ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola, haciéndolos valer, haciéndolos imponerse una vez más, en los actos simples y naturales de la vida, como es el nacer.
Y nació Lucía. Y nació bien. Tan bien, que apenas salió de la sala de parto, me miró de manera radical y fiera, a través de sus ojos verdosos a veces, castaños muy claros otras veces, como para confirmar que estaba ahí gracias al ginecólogo, al obstetra, a su madre, a San Juan. Por sobre todo, a San Juan.
Es probable que al crecer, al seguir creciendo, con una mano se persigne (ya lo sabe hacer) y con otra haga ciencia (aún no ha destripado a ningún sapo, pero ha expuesto ideas rayanas en lo más universal de la ciencia pura).-
San Juan.-
El bautista.
Porque como en el caso de los 16 Benedictos y los San Benedictos y San Benitos, hay otros San Juanes: el apóstol, el teólogo, hasta un apócrifo de las leyes primordiales de Cristo, que igualmente a pesar de ello es también santo, y muchos más, que se rebuscaron del nombre, y lo conservaron más allá de su canonización.
El bautista.-
El único, como decía hoy, que se conmemora en su fecha de cumpleaños, y no de martirio o muerte.
El que tuvo los cojones para bautizar con agua del río Jordán al Cristo…
Y a muchos más, de la plebe, del pueblo, con las mismas aguas en el mismo momento.
El tipo vivía en el desierto, como Bin Laden, como Muammar el Gadafi, como Nabucodonosor, como Cristo en su momento de tentaciones frente al maligno, como Martín Fierro en su huida por esa pampa jodida casi desértica, como tantos otros…
Y comía miel de abejas.-
Y se vestía con pieles de camello.-
Estaba medio sucio y loco, o al menos, desalineado y en éxtasis.-
Pero, desde su desorden social, supo establecer las premisas que marcarían la llegada del Cristo, para acometer en su expiación de pecados de la humanidad. Supo marcar las ideas primordiales para una sociedad mejor. Aunque ahora muchos confunden el mensaje de Jesucristo con un mundo mejor, la única pretensión válida de estos primos, era la de una sociedad mejor, en lo que a entendimiento entre seres humanos se refiere…
Y estaba en el horno! Claro, molestaba a los intereses de los manda más… Y Herodes, que nunca vivió en el desierto, y que lo único que conocía de las cabras era el sabor de sus muslos asados, se dejó convencer por la lúdica Salomé y le mandó cortar la cabeza al bautista.
Tuve una cuñada que se llama Salomé… comunista. Frenteamplista. No me consta que haya logrado que algún energúmeno como Herodes le haya cortado la cabeza a nadie por sus ideas. Yo, al menos, aún creo tener mi cabeza en su lugar…
pero no le llego ni a los talones al Bautista. No; no subsisto de la miel de abejas ni de dátiles (acá en el sur estos últimos son muy caros para mi dieta). Además, no ando bautizando a nadie ni en el Miguelete ni en ninguna de las otras formas fluviales próximas a nuestro territorio. Sólo acepto culturalmente y espiritualmente, esa gesta venida de tan lejos, pero que contiene un mensaje de paz y amor… A veces, tan solo a veces, recapacito en el periplo recorrido de las ideas de Cristo, desde aquella lejana, en el tiempo y la distancia, Palestina, la misma de Yasser Arafat, pasando por Roma, incursionando a sangre y fuego por toda Europa, y llegando en manos de los misioneros a nuestra América, y digo: que lejos!
Y cuando la cosa se pone dura, recuerdo al poeta brasileño, cuando canta:
“A veces quiero creer y no lo consigo;
“Es todo una total insensatez;
“Ahí, le pregunto a Dios: escuche, amigo:
“Si fue para deshacer, ¿por qué es que hizo?”
Quizás la respuesta adecuada esté precisamente en San Juan. Pero no necesariamente en su arenga socio política espiritual, sino en algo más simple que de el impresionante Santo nos llega: su tradición adaptada.-
Tradición de San Juan en el nuevo Mundo.-
Las cédulas.-
La fogata.-
Los bailes familiares.-
El choclo asado a las llamas con manteca.-
Las mil y una “simpatías”.-
Las simpatías de San Juan.-
Plantar los tres dientes de ajo, que de un año pal otro se transforman de ajo macho.
Poner las tres papas debajo de la cama; una pelada, la otra a medio pelar, y la tercera sin pelar. Y al día siguiente, manotear debajo de la cama, pescar una, a suerte y verdad, para saber si el resto del año será “pelado”, medio “pelado”, o “peludo”, en lo que a buena fortuna y plata se refiere.
Sacar la horma de la mano izquierda sobre una tuna de higo, para curar las afecciones bronquiales y hasta algunos casos de asma.
Poner el agua al sereno, antes de la medianoche entre el 23 y el 24 de Junio, retirándola antes de la salida del sol el 24; beber unos sorbos, lavarse las manos y la cara (en ese orden), para ser felices, sanos, y amados.
Tirar la clara de huevo sobre un tacho con agua, para ver la cara de quien será el amor de la vida.
En el nordeste brasileño, se llevan a cabo las “festas juninas” (fiestas juninas, por el mes de Junio), compuestas por los homenajes a Santo Antonio (el 13), San Juan (el 24) y San Pedro (el 29) –a éste último se le acopla San Pablo, de garrón, pero popularmente nadie lo festeja-
Y en esas “juninas”, baile (forró), comidas tradicionales de acuerdo al arte culinario nordestino, que sostiene los principios lusitanos y amerindios, y trasnochadas de bochinche sano, como es difícil encontrar en las grandes ciudades, y en la pequeña Montevideo también.
Hasta hace unas tres décadas, en las zonas rurales de nuestro Uruguay, incluida la zona rural de Montevideo, donde me crié, se mantenía la tradición.
Recuerdo a
Y lo encontró. Al gordo Curbelo, que pasaba por el camino vecinal donde vivíamos, repartiendo carne que transportaba en una jardinera tirada por un caballo tan gordo como él mismo.
Se casaron. Y en la luna de miel, que pasaron en la humilde casa donde ella vivía con su anciana madre –Doña Julia-, irónicamente, en el mes de Junio (¡creer en San Juan o reventar!). Y a falta de fogata y fuegos artificiales en estas juninas del sur, una barra de amigos adolescentes nos encargamos de tirar varitas de navidad, con muy buena puntería, hacia la ventana de los desposados… fue escandaloso…
A los pocos años, saliendo con el surtido de Manzanares, la sucursal que estaba en Cuchilla Grande (hoy Belloni) e Instrucciones, ella adelante y el detrás, él con las bolsas más pesadas, al pobre gordo se le ocurrió infartar, cayendo fulminado el la calle. Ella se dio cuenta cuando estaba por subir al ómnibus, y notó que le faltaban las bolsas más pesadas del surtido…
No tuvo que vestirse de luto, porque nunca había abandonado su vestimenta inmaculadamente negra…
No recuerdo que de allí en más siguiera saltando por encima de la fogata de San Juan, en la medianoche del 23 al 24.
Recuerdo también a mi primo Walter, el Tutano, que fue en una de esas medianoches de San Juan, a ver como nacían las flores blancas de la higuera. Siendo que los ancianos siempre señalaban que, si bien era la única noche del año en que la higuera daba flores, no había que acercarse, porque el diablo andaba cerca… El tipo se puso debajo de la higuera, a la luz de la luna llena. Mmmm.. no se si fue sugestión o el diablo mismo en la noche de San Juan, pero sí se que tuvimos que ir a rescatarlo porque sufrió un susto tremendo, del que nunca quiso dar detalles, y quedó desvanecido al pie de la higuera.
Mi padre juntaba hongos, de esos grandes, de unos 30 cmts de diámetro, que ya no hay, que cuando secos quedan marrones, y los enarbolaba en las puntas de unas cañas de tacuara, los impregnaba en querosene, clavaba el otro extremo de la caña en el suelo, y encendía los hongos… fuegos artificiales maravillosos!, naturales y baratos (baratos, porque en esa época aún faltaba mucho para que Cendic se hiciera cargo de ANCAP y subiera dispartadamente el precio del querosene)…
Y a la luz de esos hongos ardientes, jugábamos y saltábamos sobre las llamas de las fogatas, comíamos choclos asados, en
24 de Junio.-
San Juan.-
Lucía.-
Si me da el tiempo, encenderé alguna fogata, para ver brillar a su luz, los ojos preciosos de Lucía…
Y si el tiempo me es adverso, soñaré con los ojos de Lucía, para siempre, y con las luces de la noche de San
Juan…

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