"L'HOMME EST BON, LA SOCIETÉ LE PERVERTIT" Jean Jacques Rousseau

Y en cada uno de nosotros se encuentra la virtud y cualidad de eludir dicha perversión, primero en uno mismo, para luego ayudar a los demás en la misma intención.

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en el "sótano" de la pág, podemos chatear

domingo, 9 de mayo de 2010

El gauchito de Puntas del Caraguatá fue a votar!

En realidad, nací en la ciudad de Tacuarembó, pero dado que mis padres se conocieron en una escuela pública rural –la Nº 38, más vieja que el mismo José Pedro Varela- mi genética viene desde ese lugar en las inmediaciones del Cerro y del Arroyo Caraguatá, paraje conocido precisamente como: Puntas del Caraguatá, puesto que allí es donde nace el arroyo en cuestión. Claro: Caraguatá es el nombre indígena de una planta; algunos dicen que es la pita, la tuna esa fibrosa que sirve para confeccionar una cantidad de porquerías como cintos, telas, bolsitas, etc. Otros dicen que es otra, parienta del clavel de aire. Pero nadie me ha sabido explicar la etimología del vocablo, que debe ser interesante, ya que la indiada de los charrúas de allá del norte de la república, tenían gran ingenio para ponerle nombre a las cosas. El vocablo a mi me suena a exclamación de puteada: “caraguatá!”, ¿No suena como tal? Capaz que algún indio descuidado se pinchó con la planta, exclamó andá saber que puteada en lengua indígena, y ahí le quedó el nombre pa siempre, al que le agregaron un cerro, un arroyo y un paraje.
De todos modos, me gusta sentirme de vez en cuando, como un gauchito de aquellos pagos, llenos de naturaleza agreste pero sana, dura pero leal, fría pero honesta, contemplando el reflejo que esa naturaleza imprime en los moradores de la zona.

Y fui a votar!; pa las elecciones departamentales; pa elegir “Intendenta”, así con A al final, como se usa ahora en el modernismo que nos ha venido contagiando en los últimos años “urbanos” de nuestra cultura y sociedad uruguaya y montevideana, sobre todo montevideana. Tanto, que el epíteto (y cargo también, pero epíteto por sobre todo), de Intendente, no atiende géneros, igual que Presidente, aunque la Cristina Fernández insista en hacerse llamar “presidentA”; porque en ese caso, el presidente varoncito sería “presidentO”!, y el intendente varoncito, “intendentO”!
Al grado que, cuando la Cristina se postulaba, en uno de los mítines propagandísticos, al vocearla sus acólitos y promisorios votantes: “Se siente!, se siente!, Cristina Presidente!”, ella levantó su manito (esa misma que usa pa robar de todo), y les aclaró: “Presidenta”… a lo que el coro rectificó su slogan: “Se SIENTA!, se SIENTA!, Cristina PRESIDENTA!” (quedó bárbaro!).-

Y bueno… al ir a votar este 9 de Mayo, fui estafado vilmente en la mísera suma de $U 5,50, por un “conductor – cobrador” de Cutcsa. Queriendo este gauchito de Caraguatá ser vivo, compré un boleto de “2 horas”, y me metieron uno de “1 hora”… Cuando quise regresar, luego de haber tomado los dos ómnibus correspondientes al tope de un boleto de una hora, me percaté de la estafa…

Pasa lo siguiente: que habiendo nacido en Tacuarembó, me trajeron siendo un bebé para Montevideo, no volviendo allá nunca más, apenas conozco el lugar, Tacuarembó entero.
Y, de acuerdo a la muy común idiosincrasia uruguaya, al cumplir los 18, saqué la credencial en la Curva de Maroñas, que era el lugar más cercano (o menos alejado) de la zona donde vivía en el Montevideo Rural. Y ahí la dejé, para siempre, nunca hice el “traslado” a pesar de haberme mudado varias veces dentro del entorno de la zona de Gral. Flores (y Garibaldi, y adyacencias), por eso, cada vez que tengo que votar, los meticulosos funcionarios de la Corte Electoral me siguen imaginando aún en Toledo Chico. Ergo, me toca votar en Cno. Carrasco y Cambay, en una iglesia de los Mormones, a unas 30 cuadras del sitio original donde obtuve mi Credencial Cívica el siglo pasado. Igual es lejos!, hasta pa la Curva como punto de referencia!; pero que se puede esperar de gente que cuando uno necesita el Plan Circuital, entra a la página web de dicho Organismo, y lee: “Portal en construcción.- Cerrar”, jajaja!
Rumbeando a lo gaucho, me tiré pal lao de Garibaldi y 8 de Octubre, apelando a mi instinto de baqueano, y allí mismito, contra la reja del Crandon, en la esquina, había un muchacho que tenía un cajón de feria lleno de listas del FA pa repartir y, ¡el Plan Circuital!. Orgulloso con mi arte de baqueano, ratifiqué que debía ir a la Iglesia de los mormones. Crucé la avenida que lleva como nombre la fecha de la gloria de Oribe el carnicero, y apoyado en un palenque, esperé un 109, para seguir rumbo a Cno. Carrasco, con mi tarjetita magnética y mi boletito.
Todo bien. Bajé en Cambay, pedí en la calle una lista de la Ana Olivera, a un veterano que estaba sentado en la vereda, frente a su hermosísima casa frenteamplista, con parabólica en el techo y cero quilómetro en la puerta, llena de estandartes de la Olivera y que repartía “figuritas” de la candidata a “intendenta” , y en el dorso le escribí la leyenda: “Linda Selección para Sudáfrica! (claro: pa darle de comer a los leones)”. Para completar la sugerida selección oriental, al entrar al cuarto secreto, le anexé una lista de la Analía, las mandé juntas pa dentro el sobre, y lo zampé urna adentro. ¡Qué contento con mi picardía!, más allá de mi seria intención de saber mi voto anulado, ya que no me cocino en el primer hervor, y algo he visto en medio siglo, en lo que se refiere a Intendentes y sus gestiones. Además, había que elegir "alcalde"!; y como el Comisario de Cerro Mocho ya no esxiste, y dado que mi Credencial corresponde a un barrio en el que ya no vivo desde hace treinta años, sería ridículo elegir comisario pa un pueblo que no es el mío!
La alegría del gauchito anarquista duró un suspiro… hasta que subí al ómnibus de regreso, y mi tarjeta magnética fue rebotada por la máquina amarilla. Entonces recién pude percatarme que me habían vendido un boleto de 1 hora, al precio de uno de dos horas! Gaucho nabo mire!... como no hay otro!
Despotriqué en público, puteé al sistema, al chofer guarda, al país, en fin… como nadie me dio bola, me tomé otro cutcsa y, colmo de la estupidez del “baqueano”: saco un boleto de dos horas, solo pa volver!!!!, cuando correspondía sacar uno de una hora por menos precio y que en ese caso me servía perfectamente!!!

Y bueno… me queda el consuelo que veré la felicidad reflejada en el rostro de quien salga electa, pero la mayor felicidad para mí, será que soy conciente que no fue por mi apoyo, ni mi culpa.

Algún día, en esas patriadas urbanas que nos mandamos en Montevideo buscando un mejor precio para algún artículo, o buscando un alquiler, o un trabajo, entre baldosas sueltas y esquivando bultos de basura por las veredas de esta ciudad, quien dice!; capaz que encuentro al chofer de Cutcsa y le reclamo los 5 pesos…


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