
Entre el antibiótico y los mimos, la cosa mejoró. Ya está de nuevo a "full". Hoy mismo ya le trancó, borró y desconfiguró varios programas, archivos, etc, al hermano...
De todo como en botica
En realidad, nací en la ciudad de Tacuarembó, pero dado
que mis padres se conocieron en una escuela pública rural –la Nº 38, más vieja que el mismo José Pedro Varela- mi genética viene desde ese lugar en las inmediaciones del Cerro y del Arroyo Caraguatá, paraje conocido precisamente como: Puntas del Caraguatá, puesto que allí es donde nace el arroyo en cuestión. Claro: Caraguatá es el nombre indígena de una planta; algunos dicen que es la pita, la tuna esa fibrosa que sirve para confeccionar una cantidad de porquerías
como cintos, telas, bolsitas, etc. Otros dicen que es otra, parienta del clavel de aire. Pero nadie me ha sabido explicar la etimología del vocablo, que debe ser interesante, ya que la indiada de los charrúas de allá del norte de la república, tenían gran ingenio para ponerle nombre a las cosas. El vocablo a mi me suena a exclamación de puteada: “caraguatá!”, ¿No suena como tal? Capaz que algún indio descuidado se pinchó con la planta, exclamó andá saber que puteada en
lengua indígena, y ahí le quedó el nombre pa siempre, al que le agregaron un cerro, un arroyo y un paraje.
Y fui a votar!; pa las elecciones departamentales; pa elegir “Intendenta”, así con A al final, como se usa ahora en el modernismo que nos ha venido contagiando en los últimos años “urbanos” de nuestra cultura y sociedad uruguaya y montevideana, sobre todo montevideana. Tanto, que el epíteto (y cargo también, pero epíteto por sobre todo), de Intendente, no atiende géneros, igual que Presidente, aunque la Cristina Fernández insista en hacerse llamar “presidentA”; porque en ese caso, el presidente varoncito sería “presidentO”!, y el intendente varoncito, “intendentO”!
ó, me trajeron siendo un bebé para Montevideo, no volviendo allá nunca más, apenas conozco el lugar, Tacuarembó entero.
como punto de referencia!; pero que se puede esperar de gente que cuando uno necesita el Plan Circuital, entra a la página web de dicho Organismo, y lee: “Portal en construcción.- Cerrar”, jajaja!
anarquista duró un suspiro… hasta que subí al ómnibus de regreso, y mi tarjeta magnética fue rebotada por la máquina amarilla. Entonces recién pude percatarme que me habían vendido un boleto de 1 hora, al precio de uno de dos horas! Gaucho nabo mire!... como no hay otro!
Y bueno… me queda el consuelo que veré la felicidad reflejada en el rostro de quien salga electa, pero la mayor felicidad para mí, será que soy conciente que no fue por mi apoyo, ni mi culpa.

Si bien viajó, la mayoría de los lugares a donde hace viajar a Tintin, (Congo Belga (su primer álbum: "Tintín en el Congo"), Europa Central, Norteamérica, América Latina, China, Egipto, y por qué no? la Luna! ("Objetivo: la luna") no llegó a conocerlos personalmente, al menos mientras creaba su obra. Similar a Jules Verne (salvando las distancias de tiempo y espacio, así como las de estilo), transitó entre Bruselas y París, conociendo en esa época de su vida, el resto del mundo casi exclusivamente por información y no por experiencia directa.
“Tintín y los Pícaros” fue su última obra, el último álbum de Tintin, y en él se ve reflejado el asunto de Régis Debray y los Tupamaros (aunque también se notan ecos de la Revolución Cubana). (En "La oreja rota", donde aparece por primera vez la República de San Theodoros, Hergé nos muestra una típica república latino americana, en prosecución de una idntidad).-
"Tintin y el Arte Alfa"- se vió truncada por el fallecimiento de Hergé, que dejó indicaciones estrictas para que no se continuaran las aventuras de su personaje. Hubo, así y todo, una publicación de la obra inacabada, tal como él la dejó.
“Les confieso que en Tintín he puesto toda mi vida” – Hergé, 1982.-