martes, 31 de agosto de 2010
sábado, 28 de agosto de 2010
de gorilas y Anthony Hopkins
La pelicula se llama : "INSTINCT", y el co-protagonista es Cuba Gooding Jr.
Más allá del psiquiatra, más allá de la mierda de los regímenes africanos, más allá de la mierda de los status occidentales muy USA, más allá de los mismos gorilas de manos y cabezas cortadas, está el mensaje subliminal jodido, que indica como se puede hacer usufructo de las fallas sociales, en un detalle que pasa casi desapercibido, tan solo captado de una, por alguien que haya visto la jeta de la muerte, frente a frente... cuando uno de los psiquiatras del manicomio, le ofrece café requemado al director... mmm
vea la película, y si le agrada, entonces luego la comentamos, "más allá" del argumento, ok?

grande el Hopkins!, por demás de la actuacion...
Más allá del psiquiatra, más allá de la mierda de los regímenes africanos, más allá de la mierda de los status occidentales muy USA, más allá de los mismos gorilas de manos y cabezas cortadas, está el mensaje subliminal jodido, que indica como se puede hacer usufructo de las fallas sociales, en un detalle que pasa casi desapercibido, tan solo captado de una, por alguien que haya visto la jeta de la muerte, frente a frente... cuando uno de los psiquiatras del manicomio, le ofrece café requemado al director... mmm
vea la película, y si le agrada, entonces luego la comentamos, "más allá" del argumento, ok?
grande el Hopkins!, por demás de la actuacion...
lunes, 9 de agosto de 2010
Hospital de Clínicas Dr. Manuel Quintela
La Triple A fue (y puede seguir siendo) un jodido grupúsculo de aberrantes seres que establecieron consignas tan jodidas como ellos mismos, en lo que se refiere a la marcha social de la jodida Argentina peronista…Pero, yo conozco una triple A distinta y casi antagónica a la mencionada; privada y única, en un solo ser humano, lleno de grandeza: Alejandro A. A., por parte de padre y de madre. La A del padre, correspondiente a los galos de Asterix, q
ue en la migraciones tardías en Europa, supieron sostener su estirpe; y la A por parte de madre, coincidentemente, también. Los galos de la A del padre, del norte de los Pirineos, al sur de los Apeninos; los galos de la A de la madre, del norte de los Pirineos, al sur de los Pirineos. La A del padre, igual que los Astrud, Astered, Angelis, Angelic; la A de la madre, igual que los Agnes, Agnón, Aburd, Agnos…Mi Triple A particular, a pesar de la coincidencia con la otra, es Alejandro A. A., el opuesto a la otra; un muchachón de dos metros de estatura y 34 años de edad, que posee un corazón tan grande, capaz de levantar, acomodar y soportar, camas, camillas, y cuerpos humanos en suspensión latente, en una sala de un piso del Hospital de Clínicas Manuel Quintela de esta ciudad de Montevideo…
Acompañando a su padre -el viejo A.-, internado en esa sala de ese piso, de ese hospital, otorga, aporta y desmenuza servicios de todo tipo, sin que nadie se lo pida, pero sin que nadie se niegue a recibirlos. El buen samaritano, que mal le dirían, porque en realidad, es un buen ser humano, más allá del “samaritanismo”…-“Ale!: ayudame a sentar en la cama a este internado”; dice con voz clara alguna enfermera, en el ambiente de confianza humanitaria que ellas mismas siembran con amor sin declaraciones, sabiendo que no está en el reglamento, pero tam
bién sabiendo que ese mismo reglamento otorga, ampara y tolera, ya que está confeccionado para la salud de muchos, para el engrandecimiento de pocos…- “Alejandro!: te comiste la comida de Candiota!!!”- (alguien eleva la queja sonora, sabiendo que será la forma solapada o no, de reconocer la grandeza de corazón, el pago a ese corazón hambriento de amor heredado de familia, el pago a ese estómago insaciable que todo lo puede…
- “Ale!!!! No podés estar sentado al borde de la cama de ese paciente!”.- categórica declaración de alguna nurse, que en el fondo de su propio
corazón, sabe que en realidad el coloso está oficiando de baranda, esa que no existe desde la ingeniería, para que el paciente laso en cuestión no se caiga de la tarima. Con ese comentario casi orden imperativa, en realidad está diciendo: (no dejes de proteger al paciente, pero no olvides que no está permitido reglamentariamente hacerlo así…).Personalmente creo, y supongo que al igual que muchos uruguayos, es preferible ese tipo de infracciones que conducen a la ayuda mutua, a la solidaridad bien entendida, y que a la postre no daña a nadie ni a nada, que la infracción de un diputado nacional que, con goce de espléndido sueldo,
hizo que atendieran su salud a través del usufructo de un carnet de asistencia gratuita para indigentes…Y la triple A., Alejandro A. A., entiende desde su simplicidad y desde su grandeza humanas, mientras embute algún alfajor, o una vianda sobrante de la pobreza franciscana del puto sistema político que jode y mancilla al hospital; aunque es verdad también que a través de las carencias materiales, igualmente en ese lugar ningún paciente deja de estar alimentado, y conste: con alimentos de primerísima calidad.
Ese hospital que ostenta la grandeza de sus médicos, el amor incuestionable de sus enfermeras (todas ellas con instinto de madre), de sus enfermeros (todos ellos con su instinto de guerreros de la caridad humana), la abnegación callada y humilde llena de tolerancia de sus funcionarios todos, esos que atacan la ignominia de un baño sucio, el aseo meticuloso de un piso largo y
ancho y, en definitiva, el sentido humano pleno de inteligencia magna de quienes conviven con la muerte, con la resurrección, con la lucha constante de lo imperfecto de la condición humana de quienes llegan al lugar, para tratar de salvar y que les salven la vida…El hijo de puta de Batlle quería tirarlo al piso, al mejor estilo Bin Laden, aunque sin la inteligencia de un par de aviones.
La basura humana de T. Vázquez, también, pero siniestro en su silencio.
El vendido acomodaticio Pepe, igual, aduciendo que es demasiado grande para lo que es el “modernismo” en lo que se refiere a hospitales, desde su “demodé” y su “acomodaté”.Y el borracho heredero del Poncho Blanco, en su momento y lugar, no dijo nada, porque, precisamente, estaba en pedo y al pedo, al respecto…
Ninguno de ellos estuvo nunca internado allí, ni tuvo la cualidad y capacidad de poder aplicar ni siquiera un cacho de algodón con propílico en una vena perforada…

Solo de ver los rostros de los practicantes, esos médicos del espléndido futuro profesional de los salvavidas uruguayos, uno se llena de alegría por la vida, por la salud, y también por la forma de encarar la enfermedad y varias veces, la muerte.
Muerte digna, en ese caso, para quien tenga el orgullo de terminar su trayecto allí, en ese reducto de la sensibilidad humanitaria. Ese reducto representativo de la mejor y mayor elite médica del Uruguay, esa reserva de profesionalidad excelsa, y calidez humana que depende y continuará dependiendo de la Universidad de la República, más allá de la ironía chapucera de los políticos basura de siempre, que aún no entend
ieron que por sobre ellos, hay médicos, enfermeras y enfermeros, ángeles de mantenimiento, funcionarios abnegados en general, y enfermos, que son uruguayos de pura cepa, orientales dueños del amor, de la caridad, y de la inteligencia humana.Más allá de los gremialismos, más allá de las quejas políticas de uno y otro lado, en las salas de internación del Hospital de Clínicas Manuel Quintela, Montevideo, Uruguay, está Ale, Alejandro, la Triple A, y todos los Ale, como mascotas, como numen inspirador desde su sencillez, desde su amor, como icono representativo de valores de fondo de profesionales que “se la juegan” a favor del sentido humanitario.
Difícil que un poder político pueda mancillar el potencial profesional y humanitario de un Dr. Josema.
Difícil que una intención demagoga pueda ensuciar la sagacidad campechana de un Dr. “Luis al revés” desde su grado 5, bisturí en mano, obrando maravillas.
Difícil que la mugre infecto contagiosa de los intereses creados de los ignorantes de la política puedan salpicar la grandeza de una María José, midiendo tensiones arteriales; de una María Noel, controlando temperaturas; de un Jorge, administrando analgésicos; de una Adriana colocando vías; de una Vicky, sosteniendo plasmas a la carrera, siguiendo el ritmo acelerado de un Gabriel que conduce rápidamente una camilla por el pasillo, mientras un Miguel aplica, al mismo ritmo, los golpes necesarios para lograr la reanimación de una paciente añosa y cansada de vivir.
Sólo con ver un instante la escena de la cátedra en sala del Dr. “Josema” a sus treinta y tantos discípulos, es suficiente para que uno se percate del amor, del conocimiento y de la receptividad total del médico y sus atentos discípulos, médicos también ellos.La emoción y sensibilidad reflejadas en el rostro de la Dra. Jimena –un precioso rostro parecido al de Liv Tyler- nos aporta confianza y seguridad por lo que vendrá.
Pero la gente igual se queja, de una u otra cosa, siempre y donde sea. El Quintela Universitario no es la excepción…
Algunos se quejan del presupuesto.
Otros de la comida.
Otros más de la falta de higiene en los baños.
Aún algunos más de las demoras pertinentes en la atención de análisis, exámenes y tratamientos en general…
Que nunca falten los quejosos, entonces, porque a través de ellos es que el ojo inteligente podrá ver atraída su atención hacia los motivos de queja y así, constatar que son quejas sórdidas o incoherentes, ya que la realidad es muy otra y muy noble: El presupuesto, si bien bajo para lo que debería ser, es suficiente para que ninguno de los internados quede sin la medicación requerida; la buena comida
(en todo sentido) no falte, a manos de las directrices finales de espléndidas dietistas, ecónomos, cocineros (verdaderos chieff, muchas veces, que hacen maravillas con lo poco); para comprobar que a pesar del denuedo y la perseverancia de quienes mantienen los baños limpios, no faltan pacientes que no cuidan de ello; (- “que vergüenza, Mariana!; y pensar que vos tenés que estar limpiando constantemente a causa de algunos desaprensivos, por no decir mugrientos de mierda!”;- “¿Y por qué te pensás que siempre ando con cara de culo?; da rabia eso, pero una piensa en los demás, no en esos pocos que estropean algo que está bien planificado”…
Y sigue Mariana su marcha a ritmo de detergente, trapo y lampazo…
La atención técnica: las demoras en análisis y exámenes… pucha!: si se demoran en atender, por causas de fuerza mayor, totalmente naturales en cualquier orden de la vida, viene la queja. Pero cuando los llevan a atender al fin, se quejan de que por los pasillos que transitan para llegar al aparato de rayos x, o al tomógrafo, o al centellograma, hace frío! Claro, eso indica que la calefa
cción en las salas era espléndida!!!; “la parda Flora”, ni más ni menos…Manuel Quintela… Hospital de Clínicas del Uruguay… Universitario… Avenida Italia y Las Heras… Montevideo… un frío de cagarse en la calle… en la entrada misma, un gordo veterano vendiendo desde un canasto de mimbre enorme, unas bolas de fraile también enormes, a un precio irrisorio… hasta que se ingresa a un hall hecho a la medida y necesidad de todo y de todos… Antel con su oficinita llena de parásitos, alguno de ellos dedicando su tiempo desde la PC oficial para navegar en Facebook… cuatro cabinas telefónicas desde donde cualquiera puede comunicarse con cualquiera a cualquier parte del mundo… Red Brou.. donde se cambian cheques y se gira dinero, para las emergencias lógicas que surgen en una situación de hospital… un quiosco donde hay de todo, menos cigarrillos… (que se jodan por segunda vez los fumadores, que ya se jodieron por primera vez, al serlo)… hasta oficina municipal donde se pueden recargar tarjetas de boletos de transporte urbano de todo tipo… Registro Civil… por algún nacimiento fortuito…
Adentro, más allá del hall, una cafetería que en realidad es un restorán increíble, donde te venden por diez pesos un termo de agua caliente (el agua caliente, claro, el termo no)… pero fuera de la cafetería, un dispensador de agua caliente, ficha mediante, por seis pesos, con la publicidad de Unicef… Ascensores (que funcionan!!!; y como! Mucho mejor que la frecuencia del 188)… que te llevan a cualquiera de los 20 pisos, y más allá aún, a dos subsuelos, llamados basamentos… en las “horas pico”, con ascensoristas incluidos… guarda bultos gratuito, administrado por funcionarios de seguridad, que con su trato y su porte, desde el vamos te indican la seriedad y el sentido humano que impera en el lugar todo…
La otra entrada: Emergencias.- donde nadie queda a pie, donde todos son atendidos con la misma calidad, calidez y dedicación abnegada, tanto en lo técnico como en lo administrativo… ”¿te duele poco?... hagamos de cuenta que es serio…” ; “¿no tenés el “papelerío” en orden?; hagamos de cuenta que sí!... ya lo arreglaremos… primero está tu salud!”…
Magurno!!!! Donde carajo dormís tu siesta proselitista?!?!?!
Y vos: miasténico mal parido, con tu porte y disfraz de socialista católico “moonista”: ¿por qué te habrán copado la Clínica C, en busca de algo?!?!?!
Y si, Pepe, lo siento por vos, pero el Clínicas Manuel Quintela, está lleno de UNIVERSITARIOS!!, que entendieron desde el vamos el sentido real de la vida dedicada por vocación, seriamente, a la Humanidad, cretino!
Gracias a ello, José, el Dr. José, universitario él, un grandote de 1 metro ochenta largos - como el Ale triple A-, que se rascaba la espalda y se sacaba los mocos en medio de la visita médica en sala, y que se recibió con honores el 29 de Julio próximo pasado, después de haberme pinchado los pulsos tres o cuatro veces (el día anterior), en busca de una arteria huidiza que no quería que el flamante vocacional sacase mi sangre para una gasometría… pero lo logró!, lo hizo, a fuer de amor al prójimo (a pesar de su cara de culo, vocación mediante), un genio!, que al día siguiente, en el Mercado del Puerto, anduvo todo “enharinado” festejando la culminación de tanta miseria vista y vivida, pero también de tanto orgullo por ser noble y ser un médico excelente! Gracias!, Dr José!... en mi nombre propio y segurísimo también, en nombre de cada una de las personas que tuvo el orgullo de estar bajo el saber de tu estetoscopio…
Y me consta de tu reconocimiento, a tu vez, hacia Ma. Noel, Vicky, Adriana, Violeta (que no se llama así, pero así fue bautizada en la sala 3 del 12, por su mechón de ese color), Natalia, Miguel, Jorge, Raúl, por la constancia que tuvieron al aguantarte en tu grandeza; y… tu recono
cimiento por siempre hacia el Dr. “Josema” que te llevó por el camino de la verdad, de la justa concepción del hombre, otro grande como vos, salvando las distancias múltiples entre ser humano y ser humano…Dr. “Josema”… ud., Señor, no merece ni una palabra más de las ya vertidas en esta virulenta apoplejía verbal… pa mi que usted, no es médico… capaz que es un ángel para quienes creen en ellos, o un trocito puro desprendido del Big Bang… ¿que quiere que le diga? Tipos como usted, es posible que sólo se encuentren una vez en la vida de alguien, así, en esa circunstancia tan vital que es la lucha por la salud, que usted, mi viejo, emprende armado hasta los dientes, casi sin sonrisas, pero con tal mirada firme y clara en conocimiento y fuerza, que mete tanto miedo como amor… Gracias… por decir algo, y es poco, aunque quizás pueda ser todo…
Quintela… Manuel… por algo el Hospital de Clínicas, Universitario, se llama así…
Nació en Treinta y Tres, en 1865, y murió en Montevideo, en el 1928, en el aula de la Facultad de Medicina, donde estaba dando clases, se cayó y murió…
Otorrinolaringólogo…
Profesor…
Hospital de Clínicas, Universitario, Dr. Manuel Quintela...
domingo, 1 de agosto de 2010
TÓNICAS DE LA VIDA
(ÁNGELES DURMIENDO)
Conozco varias “tónicas”, pero en esta oportunidad, solo voy a resaltar dos de ellas: la “Tónica Paso de los Toros”, y la “Tónica de la vida”; y si bien la primera la necesito, porque viene reloaded en quinina, necesaria para mi salud, prefiero quedarme con la segunda, porque es precisamente la “Tónica” que me da vida verdadera, vida llena de sensaciones y experiencias… Y ella está compuesta de imágenes que, aunque pueden resultar hermosas, inter
esantes, curiosas, etc, más que nada y por sobre todo, contiene una parte más que importante de mi vida personal… mis hijos, en todas sus formas.
Aquí, estampas de lo dicho: La “Tónica de
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